Una nota del Diario La Nacion

Universitarios solidarios
La Secretaría de Políticas Universitarias, de la cartera educativa nacional, creó en 2006 un programa de voluntariado que recibió, de inmediato, 1.000 propuestas. Esa cantidad se fue incrementando hasta llegar a los 1.800 proyectos actuales.

Estas iniciativas están acotadas por ciertas condiciones con las cuales deben cumplir, como contar, por lo menos, con la participación de un docente y diez estudiantes. Los universitarios que participan de estas propuestas brindan servicios de interés personal y comunitario en una variedad realmente notable de situaciones.

Con un muy atinado criterio la cartera educativa nacional brinda financiación a estos proyectos, además de supervisar su ejecución. El coordinador de este programa señala que ya se han invertido diez millones de pesos en estas actividades y recalca su múltiple funcionalidad, porque son oportunidades para el aprendizaje de los alumnos además de ofrecer muy variados apoyos a personas y comunidades con necesidades específicas.

En 2007 actuaron más de 8.700 estudiantes y 2.000 docentes de 37 universidades estatales, con el soporte de 900 organizaciones sociales, lo cual constituye un índice más de coherencia y funcionalidad. Resulta realmente reconfortante comprobar la cantidad y calidad de las actividades realizadas y su variedad es igualmente llamativa. Desde resolver problemas de convivencia entre alumnos de una escuela secundaria porteña hasta brindar asistencia odontológica a niños de comunidades del noroeste formoseño, el abanico es verdaderamente amplio.

Los estudiantes universitarios tienen oportunidad para ejercitar los conocimientos propios de las carreras que siguen, pero también para poner en juego sus posibilidades en el sentido de ofrecer lo mejor de sí mismos en beneficio de niños y adultos que sufren de diferentes tipos de necesidades. Estos voluntarios estudian sus carreras normalmente y en esto se diferencian notoriamente de los seudoestudiantes que a veces se destacan por participar en acciones violentas, como asaltar oficinas o sedes universitarias y cometer distintos tipos de atropellos, que no dejan de ser eso aunque los reclamos puedan ser en algunos casos válidos.

Existen universitarios de muy distintos tipos, entre los cuales es difícil incluir a los que se presentan como tales y solamente pueden justificar una larga y para nada provechosa veteranía en estudios que por lo común no llegan a concluir.La Nación, 15 de junio de 2008